La Sombra Sobre Arkham III

La ciudad de Arkham parecía un pueblo fantasma. Desde qué cruce por una caseta de vigilancia abandonada hasta ahora no había visto a ninguna persona por las calles o en las casa. De hecho, las casas parecían abandonadas pues muchas de ellas tenían las ventanas tapiadas y las puertas habían sido selladas con ladrillos y mezcla. Supuse que había entrado por una zona un poco descuidada de la ciudad así que solo apresure un poco el paso y me dirigí hacía lo que pensaba el centro de la ciudad. Mientras me adentraba mas ala ciudad empecé a ver mejoría en las estructuras del lugar, las casas eran mas grandes y ya no estaban tapiadas, cortinas gruesas y de colores opacos cubrían el interior de las viviendas.
En la esquina vi una iglesia y me acerque para ver si podía encontrar a alguien que me ayudase a encontrar a Dhan pero al llegar a la entrada de la iglesia la me di cuenta que estaba cerrada. Me senté en una banca a las orillas de una plaza frente a la iglesia, el lugar estaba vacío y eso me molestaba. O mas bien me asustaba. Saqué la libreta de direcciones de la mochila y empecé a hojearlo hasta que di con un pequeño mapa de la cuidad de Arkham de los años 20’s. Al primer vistazo me ubiqué, la iglesia, estaba sobre Church Street esquina con Boundary Street, calle por la cual había entrado a la ciudad. Mas adelante se encontraba la universidad de Miskatonic, de la cual había escuchado hablar sobre sus interesantes volúmenes ocultos en la biblioteca subterránea. Continué hojeando buscando la dirección de la casa de sus padres pero no encontré ninguna referencia a ellos, pero encontré tres direcciones de Arkham que supuse yo, debían ser conocidos o familiares, así que memorice las calles y con ayuda del mapa fui a la primera que figuraba en la lista: East Street con Miskatonic Avenue.
Cuando me levante para dirigirme a mi nuevo destino fue cuando por fin me percate que estaba oscureciendo. Solo y en una ciudad bastante olvidada no pensaba merodear por sus calles, entonces me decidí por buscar un hotel.

El Comet Hotel no era una belleza por afuera, sus ventanas sucias y su fachada descuidad no le daban la categoría de cuatro estrellas que brillaban en su letrero apenas sostenido en el aire, pero no pensaba seguir vagando por ahí. Las luces en su interior me aliviaron de mis ideas de tener que dormir en alguna plaza pues todo parecía cerrado. Al entrar, las luces parpadearon y me entere que eran velas y no lámparas, lo cual en otro momento me hubiese parecido hasta romántico. Un par de cuadros en blanco y negro, unas sillas pegadas en la pared, una alfombra vieja color vino y crema en el piso y un enorme escritorio de madera muy oscura decoraban el salón. Entonces fue cuando vi a la primera persona en lo que iba de mi estancia en Arkham: Un hombre de unos sesenta años, vestido con un traje café y un sombrero bastante maltrecho entro por una puerta trasera y se llevo una gran sorpresa al verme parado a la mitad del lugar, me indicó que me sentara frente al escritorio y el sacó un libro de registro debajo del mueble.

-Su nombre por favor- dijo el hombre y tomo asiento
-Claro- escribí mi nombre y mientras lo hacia inspeccionaba la lista de huéspedes buscando el de Dhan, pues me había dicho que no pensaba quedarse en casa de sus padres. No vi su nombre ni su alias que gusta usar cuando no quiere dar su nombre real. Jack Thorn.-No tienen muchos visitantes ¿cierto?
-No, no los tenemos. Desde que esta ciudad se echo a perder poca gente tiene asuntos que resolver por aquí- Volvió a guardar el libro donde lo había sacado y ahora me entrego una llave con el numero 305 escrito en ella

Cinco dólares después me encontraba en mi habitación ubicada en el tercer piso del hotel. No era una habitación tan fea como esperaba. Papel tapiz reciente color beige y pinturas de flores y paisajes, una cama matrimonial con dos mesitas auxiliares, una a cada lado. Una lámpara en una, un florero en otra. Me quite los tenis y me tendí en la cama, cerré los ojos y recordé la nota que había encontrado en el camino cuando desperté. “Me encuentro bien”. Y eso fue lo ultimo que paso por mi mente