martes, 14 de abril de 2009

Alma II

¿Cuándo anocheció?. Miré a mi alrededor y noté que ni siquiera las luces de emergencia estaban encendidas, una muy ligera iluminación azulada entraba por las ventanas. Me levante, estaba en un sillón de la sala de espera y caminé hacia el cuarto en donde estaba Jack, pase por la recepción y no vi a la secretaria ni a los guardias de seguridad. Resbale y apenas pude sujetarme de un escritorio en la recepción, cuando me fijé con que había resbalado vi una mancha negra que brillaba con la ligera luz que había en la habitación, la mancha, como constate después, era sangre. Trate de salir del hospital para buscar ayuda pero las puertas estaban trabadas y desde afuera se veía como había arrastrado algo sangrante que dejaron a mitad de la recepción y luego volvieron a arrastras, seguí el rastro que me guiaba por el camino hacía la sala en la que Jack se encontraba. La puerta estaba cerrada y tenia tablas clavadas que parecían muy viejas y aun así resistentes. De pronto algo comenzó a dolerme dentro del pecho, me lleve una mano y apreté mi puño contra el, sentí mojado y cuando observé mi mano estaba llena de sangre, tenía un agujero en el pecho, me arrodille en el piso, el dolor era insoportable.

Desperté en la el cuarto 304, habitación en donde estaba Jack ya en recuperación, en el piso estaba una cucharita de plástico, levante la vista y me encontré con Jack viéndome fijamente a los ojos, con el ceño fruncido y las mejillas ligeramente infladas, es la expresión que usa cuando esta serio o enojado, pero siempre me ha causado gracia.
Esta vez no.
Me levante, me limpie la cara donde la cuchara me había golpeado y ensuciado de gelatina y me senté al lado de el sobre su cama

-Sigues con esas pesadillas- dijo mientras se acomodaba para quedar sentado
-No, y quédate recostado, no debes de hacer esfuerzos
-No era pregunta, yo lo sé
-¿Podrías dejar de meterte en mi cabeza? No me agrada
-Entonces habla conmigo- Dijo esto casi gritando lo cual me sorprendió, nunca había alzado la voz en lo que llevaba de conocerlo. Apenas iba a pararme cuando me tomó del brazo
-No voy a irme…
-Eso dijiste la ultima vez- me soltó y se recostó sobre las almohadas viendo hacia el techo.
-No voy a irme- repetí